IDEALIZACIÓN
EN LA VIDA PERSONAL Y COLECTIVA
Este texto nos representa a la idealización como un contraste que resalta la malignidad como aquello que merece ser rechazado ante toda ilusión. Proyectan la idealización como esa imagen de un objeto con la que nos ilusionamos y al parecer le otorgamos fe, confianza y poder.
Plantean la idealización del fin, (de la meta o del
resultado esperado) como “el ideal negativo de la felicidad” (Nietzsche) ya que
implica precisamente la devaluación de la lucha, al cual describe como tiempo
de desgracia de carencia. Entonces resaltan la importancia de llegar a la meta
por medio de la lucha o por la supresión
de la misma. La idealización de la lucha la cual construye un grupo fantasma unánime que de seguridad,
garantiza la identidad y protege su ideal del yo común que enfrenta al mundo
exterior amenazante, pero esa lucha que acorta los límites de lo interno y externo
permite que cada vez se evidencie más la falsedad del fin.
Mientras que en la supresión
de la lucha, es donde oponen
esa imagen del mundo violento y podrido con el poder imaginario del
amor, de la persuasión, de la no violencia (el mundo idealizado por las sectas
cristianas)
El texto destaca que
el acto de la idealización nos puede llevar al bloqueo de nuestro pensamiento
y distorsiona la acción, aunque al comienzo nos ayuda a diferenciar la
situación actual de la situación anhelada de la cual nos cuesta salir a
enfrentar la realidad.
Establecen cierto
encanto y terror a la imagen de la idealización es debido a como se percibe con
un drama oculto que busca resaltar ese aspecto fóbico al que produce terror
mientras que esta la imagen amor-pasión que quita ese miedo de una identidad
precaria y que lleva a esa nueva identidad, llena de esperanza y confianza. Lo
importante que recalca es que la imagen con su inevitable fuerza conserve un
carácter exploratorio y aparte que mantenga abierta al drama que le da su
vigor, induzca posibilidades productivas.
Actualmente podemos
ver que es tan grande esa demanda de la idealización y la necesidad de
conformar un grupo madre no solamente invita a hacerlos en escenarios de la
religión, la política sin también se expande a las sociedades psicoanalíticas y a esas tendencias más críticas y lucidas.
Mientras que la idealización en las relaciones individuales buscan conseguir
esa misma anhelación de amor para todos aunque no sea cierta.
Referencias:
Zuleta E., la Guerra es fiesta. En: Sobre la
idealización en la vida personal y colectiva, Bogotá, Procultura, 1985
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