¿Un verdadero ideal de vida?

El autor retoma tres imágenes de las portadas del mismo libro, The World is Flat, en las que representan “el mundo plano”, aquel mundo en el que nosotros nos estamos acomodando gracias a la globalización en donde tanto como el mundo del medioambiente y humano se ven como capital humano. Este nuevo sistema de producción de capital es la principal razón por la que nuestro mundo llegue a desbarrancarse como la imagen 1. Es decir gracias a la globalización el mundo de producción solo se enfoca en una dimensión dejando a lado las demás (más convenientes para este mundo de plenitud.

El autor plantea la diferencia entre la importancia de la vida sobre todo en parte del éxodo, pero la compara con la importancia de la institución sobre la vida humana, la cual se está adquiriendo en nuestra realidad, todo esto es consecuencia a la globalización. Todas estas “hipótesis” de hechos nos llevan a imaginar distintos finales, pero ¿Por qué imaginar? En un texto bíblico estamos dispuestos a imaginar y a concebir la palabra de nuestro Dios, se cree que es la liberación de nuestros problemas y su propósito es hacer que vivamos. Las personas que ven la palabra como una justificación a su poder, como un regalo divino. Dentro de todo esto, se conforma la vida y su estilo, entre la fe y la religión, se expone a la religión como un trueque “si me porto bien, estaré bendecido” “si me porto mal, seré castigado”.

La gran voluntad que hay hacia el señor es llamada fe, tiene que ver con el mundo plano ya que en la economía encontramos el bienestar vivimos cruzando dedos para que mejore y aparte nos dicta las reglas de juego y concluye quien es mejor y quien es peor y si no lo aceptamos estamos muertos, esto es religión.

El mundo redondo seria una economía responsable, una producción amigable y necesaria, esto es la fe y sus utilidades. El mundo plano nos ha llevado a dejar a un lado nuestras aspiraciones solo por conseguir dinero por supuestamente estar bien. Todo lo que buscamos en el presente es a largo plazo pero cada vez más aumentan nuestras dudas, nuestras inseguridades, y nos involucramos en una economía formal no substancial.

La experiencia empieza a jugar un papel muy importante en la vida del ser humano, ya que es esta misma la cual nos conlleva a imaginar la idea del mundo “plano”, donde las cosas son diferentes para el ámbito religioso que para la economía, donde estos dos plantean limites bastante alejados que muy raramente llegarían a conectarse. Partiendo de esto podemos tomar la vida como como un intercambio, un intercambio con el medio(naturaleza) y con la sociedad, las cuales en conjunto dan ese significado de vivir, cada vez nos volvemos más dependientes de estás, pues vale decir que sin el medio no podríamos subsistir, pero la otra la interacción con los demás se torna cada vez más importante. Pasamos a vernos como seres únicamente sociables, y olvidamos lo que en verdad necesitamos.

Ya es bien dicho que el objetivo básico de una persona es vivir, pero incluso podemos ver en la antigüedad como este sentido de desvaloración de la persona se fue perdiendo, con las acciones de los comerciantes era muy fácil de notar como el dinero era lo más importante, como el engañar al otro y vender lo que se quería para sacar el mayor provecho posible era lo único importante para los comerciantes, y en ese momento fue cuando en realidad se vio el problema, los objetos perdieron su verdadera función (ayudar a vivir), y el negocio sin importar las personas se volvió el único intercambio existente ,es decir, se perdió el objetivo substancial.

Se llega a la conclusión de que el mundo ha perdiendo se verdadera esencia, se ha creado un mundo desorientado, que no sabe a donde va, y todo por culpa de la ambición, el dinero que nos vuelve ciegos, nos cambia e incluso nos hace olvidar. El sentido de vida se olvida, y para el momento en el que lo recuperemos ya será muy tarde, y no podremos cambiar lo que ya estará hecho, pero para ese mismo tiempo ya estaremos completamente acostumbrados.